Análisis de The 25th Ward: The Silver Case

Una de las principales consecuencias a nivel urbanístico del Movimiento Moderno fue la popularización de las urbanizaciones privadas, término cuya traducción literal del inglés es más potente: comunidades cerradas. Robin Hood Gardens, Park Hill, Pruitt Igoe... la lista de complejos residenciales fracasados que pretendían aislarse del resto del mundo es interminable. En 1975 J.G. Ballard presentaba un retrato distópico de estas sociedades aisladas del exterior en su novela High Rise, aunque los ecos de estos edificios resuenan también en películas recientes como Attack the Block (2011). El juego que tratamos hoy comienza con una muerte en una comunidad con un planteamiento similar a la que planteaba Ballard.

The 25th Ward: The Silver Case es la secuela del primer juego de Suda 51 en Grasshopper, The Silver Case. Una visual novel que apareció originalmente en móviles en el año 2005, nunca llegó a salir de Japón y en el año 2011 se extinguió la plataforma donde se podía adquirir. El juego se sitúa en el Distrito 25 que da nombre al juego, seis años después de los eventos del original. Un lugar construido para ser una utopía cuyos cimientos comienzan a resquebrajarse cuando la décima muerte en un rascacielos anticipa la vuelta del asesino Kamui Uehara.

La historia se divide en tres fragmentos de distintos autores cuyos argumentos se entrecruzan en determinados puntos. Correcteness (el texto de Suda 51) se centra en los miembros del Distrito 25 de Henious Crime Unit, la misma organización policial que tuvo que resolver el caso de Kamui Uehara en el primer juego. Placebo recupera a Tokio Morishima, el periodista que protagonizaba los capítulos alternativos del primer juego. Matchmaker nos pone en la piel del Regional Adjustment Bureau, una organización secreta al servicio del gobierno que se encarga de eliminar a las personas que alteran el experimento social del Distrito 25.

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